Leer: Salmo 119:11
Ver: ¿Qué guardas en el closet de tu corazón? | Mariam Delgado
«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar conta ti ». Salmo 119:11
Nuestro corazón es el centro de nuestro ser, la fuente de nuestras motivaciones y decisiones. Es allí donde se forman nuestras actitudes, pensamientos y palabras.
Es por eso, que resulta tan importante tener cuidado con lo que permitimos habitar en nuestro interior. Dios nos llama a atesorar Sus palabras en nuestro corazón. Pero ¿Qué significa esto? Significa que debemos hacer de Su Palabra una parte integral de nosotros mismos.
Esto ocurre Cuando nos sumergimos en la lectura y meditación de la Palabra De Dios, cuando memorizamos sus enseñanzas y la hacemos parte de nuestra vida cotidiana, estamos permitiendo que la Palabra de Dios moldee nuestra manera de pensar y actuar.
Nuestras palabras y acciones reflejarán los valores y principios divinos. Y lo más hermoso de todo es que a medida que obedecemos y vivimos de acuerdo con Su Palabra, experimentaremos la voluntad de Dios para nuestra vida.
Encontraremos gozo, paz y propósito en cada paso que damos. Pero para lograrlo, debemos ser cuidadosos con lo que permitimos entrar en nuestro corazón.
Te animo a que examines detenidamente las influencias que te rodean. Observa los libros que lees, las películas y programas de televisión que ves, las conversaciones que tienes con tus amistades y los pensamientos que llenan tu mente.
Todo esto tiene un gran impacto en nuestra vida espiritual. Y si al examinar, te das cuenta que lo que está entrando a tu corazón es incorrecto, no te desanimes, porque no estás sola en este proceso. Pide al Espíritu Santo que te guíe y te ayude a discernir lo que es beneficioso para tu relación con Dios. Él está dispuesto a darte sabiduría y fortaleza para tomar decisiones correctas.
No temas alejarte de las influencias negativas y buscar lo que verdaderamente edifica tu fe.
Haz de la lectura de la Biblia una prioridad en tu vida diaria. Medita en ella, reflexiona sobre sus enseñanzas y aplica sus principios en tu día a día y verás cómo, poco a poco, tu vida empezará a parecerse más y más a la de Jesús.